¿Por qué
tengo un área coja que me impide caminar?
¿Por
qué mi vida de oración se reduce a la
raquítica tarea de elevar dos frases sin sentido antes de quedarme dormida?
Mi comunión
con el Señor es casi nula, estoy en la puerta; sé lo que pasa adentro pero
también sé todo lo que ocurre fuera.
Se demasiado
para considerarte una inconversa, pero no lo suficiente como para ser una
santa, Vivo un poco en santidad, pero también peco un poco –aunque en la vida
todo es relativo– alabo al señor y
también maldigo un poco.
Levanto
la vista al cielo –a veces– pero mis ojos son vagabundos en algunas
ocasiones.
Coja
del alma?
Minusválida
de espiritu?
Paralitica
de corazón, acaso de un hábito oculto…
Porque
siento la sensación horrible de que Dios ya no me quiere recibir????
Lo
Siento… Puedo excusarme diciendo que ese hábito me domina por completo.
Y
todo esto por falta de alimentación; Y lo mejor que puede saciarme espiritual
es la oración.
Pero
también sé que hay formas en las que puedo expresar mi amor por Dios además de
las oraciones; mis acciones.
Me
lo confirman los escritos Bahá’ís “Por consiguiente, esforzaos para que
vuestras acciones sean a diario hermosas oraciones.”
“En
la oración más elevada, el hombre ora sólo por amor a Dios, no por temor a Él o
al infierno, o porque espere favores del cielo... Cuando el hombre se enamore
de un ser humano, le es imposible no mencionar el nombre de ser amado. Cuánto
más difícil es dejar de mencionar el Nombre de Dios cuando uno ha llegado a
amarlo. El hombre espiritual no encuentra gozo en otra cosa que no sea la
conmemoración de Dios.
Debo
entrenarme para ganar y vivir sin saber lo que significa la palabra derrota.
Pelear,
combatir sin esperar más bien haciendo que las cosas ocurran.
Porque
no hay una tercera opción o soy única o parte del montón… la decisión esta en
mi.
No hay comentarios:
Publicar un comentario